ANTE EL FRACASO DE LAS NEGOCIACIONES DE UN ACUERDO DE ASOCIACIÓN CENTROAMÉRICA-UNIÓN EUROPEA, SALVAGUARDAR LOS INTERESES DE LA NACION ES NUESTRO DEBERLa semana recién pasada concluyó en Bruselas una ronda más de negociaciones entre los países de Centroamérica y la Unión Europea, para alcanzar un Acuerdo de Asociación (AdA), que en su concepto original contemplaría un pilar político, otro de cooperación para el desarrollo y un tercero de apertura comercial recíproca. Después de varios años de negociaciones se ha llegado a un punto donde los objetivos de El Salvador y los demás países centroamericanos se encuentran lejos de haber sido alcanzados. Por ello consideramos necesario y urgente lanzar una voz de alerta ante la eventualidad de que, finalmente, bajo condiciones de presión política, se trate a toda costa en los próximos días de imponer a Centroamérica un acuerdo lesivo e inconveniente para el desarrollo del país y la región.
jueves 06 de mayo de 2010 - 11:51
Texto del artículo aquí La propuesta que ambas partes convinieron originalmente de lograr un acuerdo equilibrado, ha terminado distorsionándose, hasta el punto que lo central, desde la óptica europea, se ha convertido en lograr un típico acuerdo de libre comercio o TLC, en condiciones sumamente desventajosas para las economías centroamericanas, que presentan evidentes debilidades frente a la productividad y competitividad de la producción de bienes y servicios de la UE y ante el esquema de millonarios subsidios a la agricultura comunitaria europea. Se confirmó la postura de los negociadores de la UE de no aceptar algo menos en ventajas comerciales que lo concedido por Centroamérica en el CAFTA.
Por otro lado, temas sensibles para Centroamérica, y para El Salvador en lo particular, como el trato a los migrantes y la creación de un Fondo de Compensación Económica que ayudase a nuestros países a mitigar los impactos de la apertura comercial y avanzar en el desarrollo, apoyando proyectos sociales, productivos y de infraestructura, no han recibido una consideración seria de los negociadores europeos. Adicionalmente, el objetivo de que el AdA fortaleciese el proceso de integración centroamericana, quedó abandonado en el camino. De ello dan prueba la reincorporación incondicional de Honduras al proceso negociador, obviando el quebrantamiento de su orden democrático y constitucional, y la inclusión como parte negociadora de Panamá, un país que no participa de los acuerdos de integración económica centroamericana y que abiertamente pretende debilitar la institucionalidad de la integración política regional.
El Salvador ha conocido en los últimos años el impacto destructivo en el empleo y la producción en sectores de la economía que no estaban preparados para la apertura comercial acelerada, en un contexto donde el apoyo con políticas sectoriales a la industria, a la agricultura y a las PYMES estuvo ausente en anteriores gobiernos. La lógica de los tratados de libre comercio e inversión debilitó profundamente nuestro aparato productivo, fomentó el desempleo y las migraciones, desprotegió nuestra biodiversidad y debilitó el rol del Estado, además de afectar severamente nuestra macroeconomía, con déficits crecientes en la balanza comercial. La amarga experiencia ha ido convenciendo incluso a los más ardientes defensores de la doctrina neoliberal del libre comercio, que el balance a estas alturas para El Salvador es evidentemente negativo.
Ante este panorama, y habiendo acompañado y conocido a lo largo de todo este tiempo el proceso de negociaciones, es oportuno señalar que éste ha llegado a un callejón sin salida, pues la parte europea insiste en tratar la agenda de las negociaciones exclusivamente desde la óptica de sus intereses. Ante estas circunstancias, el FMLN, al igual que amplios sectores sociales y empresariales en El Salvador y Centroamérica, advierte claramente la inconveniencia para los intereses nacionales de continuar en ese proceso las negociaciones. Solamente un cambio radical y sincero en la postura europea podría darle sentido a una eventual reanudación de las mismas.
COMISIÓN POLÍTICA
El Salvador, 5 de Mayo de 2010.
Por otro lado, temas sensibles para Centroamérica, y para El Salvador en lo particular, como el trato a los migrantes y la creación de un Fondo de Compensación Económica que ayudase a nuestros países a mitigar los impactos de la apertura comercial y avanzar en el desarrollo, apoyando proyectos sociales, productivos y de infraestructura, no han recibido una consideración seria de los negociadores europeos. Adicionalmente, el objetivo de que el AdA fortaleciese el proceso de integración centroamericana, quedó abandonado en el camino. De ello dan prueba la reincorporación incondicional de Honduras al proceso negociador, obviando el quebrantamiento de su orden democrático y constitucional, y la inclusión como parte negociadora de Panamá, un país que no participa de los acuerdos de integración económica centroamericana y que abiertamente pretende debilitar la institucionalidad de la integración política regional.
El Salvador ha conocido en los últimos años el impacto destructivo en el empleo y la producción en sectores de la economía que no estaban preparados para la apertura comercial acelerada, en un contexto donde el apoyo con políticas sectoriales a la industria, a la agricultura y a las PYMES estuvo ausente en anteriores gobiernos. La lógica de los tratados de libre comercio e inversión debilitó profundamente nuestro aparato productivo, fomentó el desempleo y las migraciones, desprotegió nuestra biodiversidad y debilitó el rol del Estado, además de afectar severamente nuestra macroeconomía, con déficits crecientes en la balanza comercial. La amarga experiencia ha ido convenciendo incluso a los más ardientes defensores de la doctrina neoliberal del libre comercio, que el balance a estas alturas para El Salvador es evidentemente negativo.
Ante este panorama, y habiendo acompañado y conocido a lo largo de todo este tiempo el proceso de negociaciones, es oportuno señalar que éste ha llegado a un callejón sin salida, pues la parte europea insiste en tratar la agenda de las negociaciones exclusivamente desde la óptica de sus intereses. Ante estas circunstancias, el FMLN, al igual que amplios sectores sociales y empresariales en El Salvador y Centroamérica, advierte claramente la inconveniencia para los intereses nacionales de continuar en ese proceso las negociaciones. Solamente un cambio radical y sincero en la postura europea podría darle sentido a una eventual reanudación de las mismas.
COMISIÓN POLÍTICA
El Salvador, 5 de Mayo de 2010.
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