“Sobreviviendo Guazapa” se está proyectando en las tres cadenas exhibidoras de El Salvador. No hay antecedentes en el cine nacional de la campaña propagandística, a veces ridícula, de ese video realizado con personal salvadoreño y con la obvia cooperación del gobierno de derecha de ARENA. El público se ha comenzado a enterar de la trampa ideológica, posiblemente con fines de influenciar las elecciones del año próximo. El dinero no ha sido un problema, pero el producto lo es.
Para la gente mayor, no cabe duda que Guazapa fue uno de los frentes de resistencia de la insurgencia más cercanos a San Salvador. Los bombardeos en Guazapa se escuchaban en la capital. Grandes operativos de la Fuerza Armada, más con fines de propaganda, fracasaban en terminar con la presencia guerrillera en ese cerro que puede verse desde las zonas altas de San Salvador y Mejicanos. Guerrilleros de esa zona, hombres y mujeres de diferentes nacionalidades, se mantuvieron en tatús y combatiendo a la tropa entrenada por el imperialismo. “Jazmín”, una estudiante de medicina que estaba por graduarse, hizo su tesis sobre su trabajo en Guazapa. Humilde en el sentido revolucionario, no ha considerado digno autonombrarse “héroe”, ni propaga su imagen de médico guerrillera, como lo quieren explotar personas narcisistas. Vive en México pero sigue siendo revolucionaria dentro de su vida cotidiana. Charlie Clements, escribió un importante testimonio de la situación difícil del frente de Guazapa. Después de ser un piloto de guerra en Vietnam, se convirtió en médico y sirvió en el “hospital” de la guerrilla a media hora del aeropuerto que lo podría llevar a Estados Unidos. Jazmín “bajaba” a la capital, al igual que otros insurgentes a casas de seguridad en San Salvador. Las niñas y niños que se refugiaban de los bombardeos en tatús, algunos de ellos, sufren de claustrofobia. En resumen, el frente de Guazapa, como los de Chalatenango, San Vicente, Morazán, Usulután y otros, eran concentraciones de población con una compleja organización política, militar, comunitaria y parte de una agenda nacional para derrotar a una dictadura. Las historias vividas superan a la ficción de Hollywood, que parece guió a los productores del video.
Toda esta trama de organización del pueblo salvadoreño dispuesto a dar su vida por un El Salvador mejor es víctima de una banalización del video “Sobreviviendo Guazapa”
El cine salvadoreño
Es triste. El gobierno salvadoreño nunca ha optado por estimular el cine nacional. Concultura ni siquiera lo contempla en su horizonte. Sin embargo, ahora tenemos un largo metraje que inventa una historia en que los soldados son los buenos y los guerrilleros los malos.
En realidad, era el ejército el que secuestraba niños y niñas, si no veamos los informes del valiosísimo trabajo de un grupo de personas que dirigía el padre Jon Cortina, dedicado a investigar dónde se encuentran cientos de niños secuestrados por los militares. En la película, es el guerrillero el que desprecia la vida de una niña. Lo curioso de este “film” es el financiamiento por decenas de miles de dólares en spots en cable y señal abierta, anuncios de una página en full color en los periódicos de la derecha, afiches tipo Hollywood y alquiler de las salas de las tres cadenas exhibidoras. Habría que saber quiénes están detrás del financiamiento de “Sobreviviendo Guazapa”, cuyo mensaje es el individualismo y el desprecio a la valentía de un pueblo que se levanta contra la dictadura. En el argumento del video, el guerrillero bueno es el que quiere desertar e irse para el norte, donde se “echa riata” de verdad.
No queda más que pensar que es la derecha impune de las graves violaciones a los derechos humanos durante la guerra con la complicidad de extranjeros, la que ha decidido invertir en el medio ideológico más poderoso, que es el audiovisual.
Pero lo hicieron mal, les resultó un video mal fotografiado, que parece la imagen de un canal nacional que utiliza un transmisor antiguo. Un guión bayunco y una historia plana, aburrida; algunos de los espectadores no aguantan la cortesía y se salen.
La prensa comercial, de derecha, la ha presentado con platillos y tambor, en diferentes reportajes de varias páginas y aún en portada, que no nos dicen quiénes financian el video, el propósito, el monto de la “inversión”, ni explican por qué con tanto dinero disponible sacaron una obra tan mala. Tal vez no hubiese importado que fuera de derecha, eso lo vemos todo el tiempo en las películas de Hollywood, pero la forma en que fue hecha “Sobreviviendo Guazapa”, conlleva a pensar que no hubo ninguna investigación histórica, que le hubiera podido dar un poco de consistencia y credibilidad. Los productores asumen que la juventud que no sabe nada de la guerra, se va a creer que las masacres que cometió el ejército y los escuadrones de la muerte de Roberto D´Abuisson, así como el asesinato de Monseñor Romero, son puros cuentos de los comunistas.
El derroche de dinero en un video malo no es lo peor. Lo que es verdaderamente insultante es suponer que el pueblo salvadoreño va a aplaudir un esfuerzo por tergiversar un capítulo de la historia nacional que causó tanto dolor en las familias pobres de la guerrilla y la fuerza armada.
Alluro
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